
Otro de los talleres en los que pude practicar fue en el que estaba a cargo del maestro Victor Frías, que impartía Serigrafía Artística. El maestro Victor fue muy comprensivo, atento y a la vez tenía mucha disciplina y una manera muy rigurosa de enseñar. Su presencia era imponente y apelaba al respeto por el espacio y la solemnidad que significa aprender.


