ZIHUATANEJO; GUERRERO. Durante los años ochenta se construyó uno de los más grandes monumentos a la corrupción en México. Hasta hace poco meses, El Partenón del Negro Durazo era una exótica atracción en el puerto que se podía visitar con bastante discreción.
Aparte de su arquitectura – que es una imitación del acrópolis en Atenas – y las excéntricas cosas que se pueden encontrar ahí, llaman mucho la atención las esculturas que parecen sacadas de museos y unas pinturas murales cuyo autor permanece en el anonimato.
Desgraciadamente las obras de arte que se encuentran aquí, están condenadas a admirarse desde la clandestinidad. Recientemente ha habido iniciativas de convertir este lugar en un espacio precisamente para el arte, y así reivindicar aunque sea un poco, el fantasma de los abusos de poder que dieron pie a su edificación.
