Tener un sketchbook es casi obligatorio para cualquier creativo. Es el lugar donde nacen ideas, se experimenta sin miedo y se documenta el proceso artístico. Desde la creatividad hasta la motivación, este pequeño cuaderno es un gran aliado. Además, su practicidad permite llevarlo a cualquier lado, y con el tiempo, se convierte en un reflejo único de su dueño. Si aún no tienes uno, elige el tuyo y empieza a llenarlo de trazos, pensamientos y emociones.

De entre todos los recursos para echar a andar nuestra imaginación y nuestra creatividad al momento de hacer arte, sin duda tener un sketchbook es casi obligatorio. Se trata de un cuadernillo en el que vamos a hacer nuestros bocetos o practicar. Algunos lo llaman sketchbook, cuaderno de bocetos; a mí me gusta llamarlo cuaderno de viaje, ya que casi nunca salgo de casa sin él. De hecho acabo de terminar uno que me regaló un amigo desde Alemania, y empezaré otro, regalo de otra amiga desde Francia. Las ventajas de tener uno son bastantes, aquí algunas de ellas:
CREATIVIDAD. El propósito fundamental de tener un sketchbook es que con ellos vamos a materializar nuestras ideas que utilizaremos para una idea mayor, o bien, como entrenamiento para perfeccionar nuestras habilidades. Esto, aparte de que nos ayuda a no perder la práctica, nos regalará el plus de que muchas más ideas irán surgiendo en el proceso y a medida que vayamos terminando nuestras páginas. Tendremos una visión más amplia de lo que estamos buscando y lo que nos gustaría hacer en el futuro.

PRACTICIDAD / VERSATILIDAD. Aunque no hay una regla en cuanto al tamaño, la gran mayoría opta por un cuaderno pequeño, que les permite llevarlos a todas partes, y sacarlos en el momento necesario. Cualquier cuaderno que te agrade y elijas será tu nuevo sketchbook, podrás utilizarlo para entrenar tus habilidades de dibujo. El tipo de papel tampoco es importante, a menos que prefieras invertir en un cuaderno más apropiado a la técnica que utilices. Lo importante es que con ello te sientas cómod@ en el momento de plasmar tus ideas iniciales y que logres el propósito que estás buscando. Algunos profesionales y no profesionales reciclan pedazos de papel, viejos diarios, agendas o libros antiguos para pintar o dibujar sobre ellos y los convierten en fantásticos cuadernos de artista.

MOTIVACIÓN. Nos alientan a participar en dinámicas creativas, ya sea personales, entre compañeros o a un nivel más colectivo, como el INKtober creado por Jake Parker por ejemplo. Suele suceder también que nuestros sketchbooks han llegado como obsequios de amigos o familiares. En lo personal aprecio mucho que me regalen algo que tenga que ver con lo que me gusta hacer. Por esa razón algunos de mis cuadernos conservan cierto valor sentimental. Tengo otro más actual en el cual me gusta hacer retratos de mis mejores amigos y seres queridos.

EXPERIMENTACIÓN. Tener un cuaderno de dibujo es ideal también si queremos probar con nuevas técnicas o materiales sin sacrificar los recursos que guardamos para trabajos más serios. Vas a sorprenderte mucho de los resultados, ya que saldremos de nuestra zona de confort y descubriremos nuevas posibilidades que podemos aprovechar más adelante.

PERSONALIDAD Y PROYECCIÓN. Aunque inicialmente no solemos darle mucha importancia, en la mayoría de los casos el sketchbook termina gozando de gran valor artístico por la atmósfera que encierran nuestros trabajos ya reunidos. La factura final una vez que ya no hay páginas en dónde trabajar, nos da una mirada muy íntima de su autor, de su proceso creativo y de su estilo. Es un deleite observarlos y hojearlos físicamente. De igual manera, los bocetos de grandes artistas como Egon Schiele o Robert Crumb han sido publicados en ediciones de lujo para disfrute de todos.

Si aún no tienes un cuaderno de bocetos, te recomiendo que elijas alguno que se te haga especial para empezar a inundarlo de tus ideas. Úsalo como diario, como bitácora de lo que ves, para expresar lo que sientes de manera visual, o como borrador de los proyectos en los que te encuentres trabajando.